El ermitaño se dio cuenta de que uno de los árboles se había desviado del camino y tomo el mismo camino, y al darse cuenta de lo que se avecinaba quiso disparar su arma pero un miedo aterrador se apodero de él y el árbol cayo tendido en el suelo, detrás de este apareció un hombre robusto y negro, sonriente de su valentía.
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